Salir con niños de viaje puede parecer un propósito complicado. En realidad, es tan sencillo o complejo como para nosotros mismos.
Preguntémonos primero que es viajar para nosotros.
Viajar tiene que ser una gran motivación, es algo que nos hace ilusión, es un gesto que realizamos para pasarlo bien. Para los niños debe ser igual. Recuerdo de pequeña cuando teníamos una excursión del cole, que la noche anterior, estaba muy inquieta y apenas podía dormir esperando que llegara por fin el día.
Viajando exploramos, descubrimos, nos sumergimos en nuevos mundos, estimulamos nuestra mente y eso hace que sintamos emociones, nos resulta placentero de un modo más enérgico porque se concentra en unos pocos días y eso precisamente es lo que hace que queramos volver a salir, volver a vivir intensamente.
Para un niño/a ha de ser lo mismo, si lo implicamos en esta aventura de viajar y no lo tratamos como un paquete que nos siga donde nosotros vayamos, también disfrutará mucho y se sentirá entusiasmado, evitando aburrimientos, berrinches y rabietas.
Para garantizarnos el éxito del viaje, hay que tener en cuenta una serie de cosas básicas.
Las clasificaremos en tres apartados:
- El viaje
- Los viajeros
- El destino
Las imágenes que acompañan a este artículo son cortesía de Pixabay
… continuará en próximas publicaciones.